Según la Constitución de 1853/60, la Nación Argentina adoptó para su gobierno la forma Representativa (gobierno del pueblo por medio de sus representantes: democracia); Republicana (la máxima autoridad es elegida por los ciudadanos o por el Parlamento por un período determinado); y Federal (compuesto por estados particulares, unidos por pactos, cuyos poderes regionales gozan de autonomía para su vida interna). También organizó las Autoridades de la Nación con los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial.
Posteriormente, por distintas circunstancias políticas, la praxis de la forma de gobierno se fue deteriorando y se deformó la organización de los tres poderes. En el año 2011, los candidatos a la máxima autoridad nacional y a representantes del pueblo son designados por la cúpula de los partidos políticos, y el pueblo, sin representantes y políticamente ignorado, está obligado a votarlos. El sistema impositivo aporta al Poder Ejecutivo el 70% de la recaudación, que la dilapida sin control convirtiendo a los gobernadores y a los representantes en el Poder Legislativo en mendigos del Poder Ejecutivo y políticamente extorsionables. El Poder Judicial sufre presiones del Poder Ejecutivo, convertido hoy en un sistema presidencial autocrático, ineficiente y corrupto.
Hay que enmendar la Constitución para restaurar la forma de gobierno.
Dr. Marcelo Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar
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