El carisma y después el mito de Perón definieron el panorama político del país desde el año 1943 hasta el 2010: fueron 67 años de conflictos y enfrentamientos que estancaron el país. Como él decía, peronistas somos todos, porque todos los argentinos deseamos el bienestar general, pero la sociedad es un maremagnun de voluntades y objetivos. Se equivocó pretendiendo que conviviera un corrupto pro terrorista como Gelbard, con el violento alucinado López Rega.
En su tercera Presidencia, el clima de violencia política desatado, le llegó. Para ir de Olivos a la Casa Rosada cambiaba todos los días de recorrido, para evitar ser asesinado por los peronistas guerrilleros, que hoy están en el poder y que ya habían asesinado a muchos del entorno de Perón.
Los aspirantes a herederos políticos de Perón se odian y asesinan, deno-minándose Justicialistas o Peronistas, pero el pueblo no está entregado a ellos. El mito y la maquinaria electoral y sindical les permiten conseguir votos.
Es una falsedad decir que sólo un peronista puede desplazar del Gobierno a otro peronista. Lo que falta en el país es un partido político que fije el rumbo para que los ciudadanos progresen con su esfuerzo y creatividad sin dádivas del Estado, que armonice la sociedad evitando enfrentamientos y que combata la corrupción.
20/09/10
Dr. Marcelo Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar
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